Vaticano: las sorpresas del cónclave

En el Tagespost del 6 de abril de 2024, Weigel refuta, entre otras cosas, la idea de que “un Papa que ha creado una parte significativa de los cardenales que elegirán a su sucesor, determina de esta manera su sucesión”.

Para él, esta idea es falsa y recuerda que en 1878 todos los cardenales electores habían sido nombrados por Gregorio XVI o por Pío IX. Y “eligieron a Vincenzo Gioacchino Pecci, quien, como León XIII, dirigió la Iglesia en una dirección muy diferente a la de sus dos predecesores inmediatos”.

Asimismo, en 1903, sesenta y uno de los sesenta y dos cardenales electores que eligieron al sucesor de León XIII habían sido nombrados por él; lo esperado era que eligieran a un hombre a su imagen.

En cambio, argumenta George Weigel, después de que el emperador de Habsburgo, Francisco José, vetara la elección del cardenal secretario de Estado, Mariano Rampolla, "eligieron a Giuseppe Melchiore Sarto quien, bajo el nombre de Pío X, frenó firmemente las iniciativas más audaces de León XIII".

Otro concepto erróneo: "Quien entra al cónclave como Papa, sale cardenal". Según el académico estadounidense, “en 1878, León XIII fue elegido rápidamente, lo que sugiere que debía haber sido extremadamente papabile antes del cónclave”.

Lo mismo sucedió con el futuro Benedicto XV: "Giacomo della Chiesa, cardenal-arzobispo de Bolonia y diplomático papal desde hacía mucho tiempo, fue ciertamente papabile en el cónclave de 1914, incluso si su elección requirió una lucha encarnizada".

Al igual que Pío XII: “prácticamente todos esperaban que Eugenio Pacelli sucediera a Pío XI –incluido Pío XI– y, en efecto, Pacelli fue elegido sin posibilidad de oportunidad”.