Himno Acatisto a la Madre de Dios

Fuente: FSSPX Actualidad

Icône de l’hymne acathiste

Un himno acatisto es un himno que es cantado de pie. Éste se atribuye a San Germán, patriarca de Constantinopla de 715 al 729. Se trata de una serie de contemplaciones de los misterios de María, cada uno evocado por una antífona y estallando en aclamaciones. En otras palabras, es la realidad misma de nuestro Rosario. Al mismo tiempo, gracias a la variedad de estas aclamaciones, es una serie de letanías.

1. Un arcángel excelso fue enviado del cielo a decir «Dios te salve» a María. Contemplándote, oh Dios, hecho hombre por virtud de su angélico anuncio, extasiado quedó ante la Virgen, y así le cantaba:

Salve, por ti resplandece la dicha;

Salve, por ti se eclipsa la pena.

Salve, levantas a Adán, el caído;

Salve, rescatas el llanto de Eva.

Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;

Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.

Salve, tú eres de veras el trono del Rey;

Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.

Salve, lucero que el Sol nos anuncia;

Salve, regazo del Dios que se encarna.

Salve, por ti la creación se renueva;

Salve, por ti el Creador nace niño.

Salve, ¡Virgen y Esposa!

2. Deseaba la Virgen comprender el misterio y al heraldo divino pregunta: «¿Podrá dar a la luz criatura una Virgen? Responde, te ruego». Reverente Gabriel contestaba, y así le cantaba:

Salve, tú guía al eterno consejo;

Salve, tú prenda de arcano misterio.

Salve, milagro primero de Cristo;

Salve, compendio de todos sus dogmas.

Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;

Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.

Salve, de angélicos coros solemne portento;

Salve, de turba infernal lastimero flagelo.

Salve, inefable, la Luz alumbraste;

Salve, a ninguno dijiste el secreto.

Salve, del docto rebasas la ciencia;

Salve, del fiel iluminas la mente.

Salve, ¡Virgen y Esposa!

3. Con el Niño en su seno, presurosa María, a su prima Isabel visitaba. El pequeño en el seno materno exultó al oír el saludo, y con saltos, cual cantos de gozo, a la Madre aclamaba:

Salve, oh tallo del verde Retoño;

Salve, oh rama del Fruto incorrupto.

Salve, al pío Arador tú cultivas;

Salve, tú plantas quien planta la vida.

Salve, oh campo fecundo de gracias copiosas;

Salve, oh mesa repleta de dones divinos.

Salve, un prado germinas de toda delicia;

Salve, al alma preparas asilo seguro.

Salve, incienso de grata plegaria;

Salve, ofrenda que el mundo concilia.

Salve, clemencia de Dios para el hombre;

Salve, del hombre con Dios confianza.

Salve, ¡Virgen y Esposa!